Invasión vikinga en la feria de abril

Dark Tranquillity y Enfiserum desembarcan el rock nórdico en la sevillana Sala Custom

Han pasado casi doce siglos desde que los vikingos remontaron el Guadalquivir y se presentaron en la mismísima Sevilla armados hasta los dientes, para sorpresa de los habitantes de la ciudad hispalense, por aquella época musulmana. Pues bien, en pleno año 2022, los fineses Ensiferum y los suecos Dark Tranquillity, descendientes de aquellos intrépidos guerreros, comparecieron en la sala Custom de la capital andaluza, cambiando las hachas por guitarras, los escudos por bombos y los gritos de guerra por cantos guturales. Fueron casi tres horas de rock nórdico de dos estilos bien diferentes, la épica de los de Helsinki, frente a la oscuridad melódica de los chicos de Gotemburgo, los cuales deleitaron a un público que, ansioso de dejar atrás el cautiverio de la pandemia, se entregó gustoso a sus invasores, abarrotando la caldera sevillana.

La voz gutural de Petri Lindroos  comandaba la actuación de unos Ensiferum -los portadores de la espada-  decididos a reivindicar la tradición de sus antecesores con una vibrante puesta en escena, secundado por sus fieles escuderos Markus Toivonen, el único miembro que queda de la formación original del grupo, y el bajista Sami Hinkka, que se mostró pletórico a lo largo de toda la actuación e interactuó con el público casi más que con sus compañeros. El teclista Pekka Montin era el encargado de servir de contrapunto a las rapídismas cuerdas de guitarras y bajo, para aportar sus coros que daban un corte eclesiástico, que no pío, al sonido. En otras ocasiones abandonó su instrumento, ocupó el centro de la escena y lució sus mejores agudos. Por su parte, el batería Janne Parviainen usó y abusó del doble bombo, incansable, marcando un ritmo arrollador como una estampida.

Petri Lindroos, el portador de la espada, escoltado por Pekka Montin y Janne Parviainen

Todo el liderazgo coral, repartido en mayor medida entre todos ellos, aunque siempre bajo la atenta mirada de Lindroos, que no dejaba de dirigir incluso cuando se apartaba a un segundo plano, funcionó a la perfección. Eso sí, siempre hubo un punto más de protagonismo a favor de las guitarras sobre el resto de la base rítmica, durante una actuación que no permitió un segundo de respiro.

A lo largo de un total de diez canciones la banda presentó su último trabajo, Thalassic, y dio un somero repaso a toda su trayectoria, relatándonos sus historias de abordajes en mares embravecidos, pociones mágicas , batallas legendarias, dioses  traicioneros y demás criaturas mitológicas, como si estuviéramos en la posada del Señor de los  Anillos escuchando a viajeros de lejanas tierras -y sin el como, porque algo de eso había-.  Especialmente épico fue el momento de In my sword I trust, cuando el cantante levantó su espada  al fiel público, a modo de ofrenda ritual y la actuación alcanzó su cénit.

En definitiva, los fineses, que técnicamente rozaron el sobresaliente, lo alcanzaron con creces en cuanto a implicación con el respetable.

Tras un breve descanso la sesión dio un giro de ciento ochenta grados con la subida al escenario de unos Dark Tranquillity que iban casi tan cargados de emociones como de decibelios. Los vituosos suecos actuaron bajo el puño de hierro y la presencia magnética de Mikael Stanne, cuyo chorro de voz se bastaba y se sobraba para atronar la sala con sus rugidos de fiera desencadenada. Pero no era sólo eso, sino que también se atrevía con tonos mucho más melódicos, que intercambiaba con una facilidad pasmosa para interpretar los temas oscuros y sombríos de la banda.

La actuación, bajo el liderazgo único y arrollador del cantante y con una puesta en escena más recargada que sus antecesores, fue una exhibición de sentimiento por una banda que presentaba su disco de 2020 Moment con dos años de retraso, como ellos mismos reconocieron y lamentaron, y tras algunos problemas que han causado intercambios de miembros, como la entrada del guitarrista Johan Reinholdz que se salió con sus poderosos ritmos y sus solos vibrantes , y la contratación de músicos de apoyo.  En este caso, Joey Concepcion suplió con extraordinario talento al guitarra Chistopher Amott que acababa de ser papá, y Joakim Strandbeg y Christian Janson se pusieron al mando de la batería y de las cuatro cuerdas, respectivamente. Pero si alguien lo dio todo fue el teclista Martin Brandstrom, capaz de hacerse notar en medio del estruendo y de salpicar la actuación con gotas de purto arte. La experiencia es un grado dicen, y Martin lo confirmó.

Además de las muestras de su último álbum, resultó memorable el repaso de los clásicos del grupo, tales como Monochromatic Stains, Encircled , durante el cual Stanne se permitió bromear con el alocado público que entrechocaba entre sí-, y Lost to Apathy, que casi echa abajo la sala. Con todo, el momento más sinceramente emotivo fue el recuerdo al ex miembro del grupo, el recientemente fallecido Fredrik Johansson, cuando tiraron de repertorio para desempolvar el antiguo Punish my Heaven, en una interpretación muy sentida del cantante, que demostró su afecto a su antiguo compañero con lágrimas en los ojos. La traca final estalló con un MIsery´s Crown que nos dejó con ganas de mucho más, aunque sólo obtuvimos un saludo final de Mikael Stanne, genio y figura, de principio a fin.

Dark Tranquillity en perfecta comunión con sus fieles

Aquel fue el glorioso final a una noche de metal del bueno entre dos grupos de estilos diferentes, pero que encajan entre sí como un guante. Larga vida al rock!!

Aquí van los enlaces al repertorio.

https://www.setlist.fm/setlist/ensiferum/2022/sala-custom-seville-spain-23b64853.html

https://www.setlist.fm/setlist/dark-tranquillity/2022/sala-custom-seville-spain-33b6485d.html

Salir de la versión móvil