En un mundo actual donde las influencias y tendencias marcan las diferencias y líneas a seguir, nos vemos arrastrados a poseer lo que vemos en anuncios, películas y escaparates. Constantemente aparecen Giradiscos en escenas cotidianas de nuestra vida, ya sean en el mundo real o en la ficción.
Nunca dejé de comprar vinilos, incluso cuando el formato casi fue derrotado por el CD al iniciar la década de los 90, pero sí es cierto que fui abandonando la costumbre de reproducir los discos cuando descubrí las “bondades” del CD. Me llamó la atención ese sonido tan limpio y dinámico, pero había algo que no me cuadraba en el CD: resultaba muy artificial y plano. Le faltaba “alma”.
Incluso las grandes marcas niponas, americanas y europeas dejaron de fabricar tocadiscos. Grandes mitos como TECHNICS, LINN, REGA o THORENS casi desaparecen. Todos hemos visto como la sección de discos de vinilo de los grandes almacenes como El Corte Inglés o Galerías Preciados se veía mermada, y tiendas de discos de toda la vida simplemente cerraban definitivamente. Algunas sobrevivieron por los pocos nostálgicos que quedábamos. El último disco editado nuevo que compré fue en 1993. A partir de ahí, se dejaron de editar poco a poco en este formato las novedades musicales que salían al mercado. Así pues, nos teníamos que nutrir del mercado de segunda mano en las pocas tiendas que quedaban aun vivas, gracias a los pocos usuarios que quedábamos de este formato (caso de la Metralleta en Madrid, Revólver en Barcelona o algunas otras en capitales de provincia).
Sin embargo, lo que parecía haber desaparecido, recupera fuerza en los últimos 15 años. En una pequeña parte por las marcas que fabricaban aun tocadiscos de calidad y asequibles en precio, como el caso de la austriaca PRO-JECT, y ya más recientemente por el movimiento “hipster” y el gusto por lo retro y vintage. Las últimas generaciones de jóvenes también se sentían atraídas por esos viejos cacharros que habían visto u oído a sus padres y que ellos llamaban “lector de vinilos”.
Primero fueron los auriculares. Gracias a los reproductores portátiles de MP3, las marcas de toda la vida se apuntan a esta tendencia y fabrican todos infinidad de auriculares. Poco después hacen lo mismo con los Tocadiscos. Marcas de referencia mundial vuelven a fabricar un abanico muy amplio de modelos (vuelve el mítico TECHNICS SL-1200, entre otros). Además, el segmento de precios también se amplía, consiguiendo un tocadiscos decente por 200€, y aparece con fuerza el mercado de venta de aparatos de segunda mano. La gente joven comienza a descubrir la calidad de un plato, brazo, cápsula y aguja y se asombran con “ese sonido” que no habían escuchado antes en el CD.
Pero ¿por qué llaman la atención los vinilos?
Si nos paramos a pensar, los vinilos tienen bastantes inconvenientes. Ocupan espacio, tienen poca capacidad, son delicados y hay que cuidarlos. Además, si no son de segunda mano, suelen ser caros. Pero tienen algo que, sobre todo a los más melómanos y audiofilos les compensa: el sonido. Ese sonido natural, cálido, cercano, casi con imagen, rico en detalles y que transmite algo más. A todo lo anterior hay que añadir las mejoras que se ha logrado en el prensado (mayor gramaje), calidad de grabación, y la propia reproducción en sí del disco, esto es, la sinergia que forman plato, brazo, cápsula y aguja, muy mejoradas en la actualidad.
También entra en juego el coleccionismo. Los vinilos son uno de esos objetos que, aunque durante una época fueron olvidados, nunca dejaron de llamar nuestra atención. Además, la “liturgia” de coger un disco, sacarlo de su funda, ponerlo en el tocadiscos y ojear la carpeta con todo su contenido, se funde con ese placer que se obtiene al disfrutar de cada momento con calma, como contraposición a un estilo de vida en el que todo se consume demasiado rápido. Muchos elegimos escuchar un vinilo cuando disponemos de tiempo para escuchar el disco entero. Sin interrupciones.
En cuanto a la venta de discos en la actualidad, hay estudios que ponen en cifras la tendencia en alza. Según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, en 2017 se vendieron más de 42 millones de nuevos discos de vinilo en todo el mundo. Esto supone un 36,6% más que en 2016 y el 12% de la facturación de las tiendas de música a nivel mundial. Asimismo, la venta del vinilo aumentó un 53% en la primera parte del 2019, cuando se vendieron LP´s por valor de 7,7 millones de euros, respecto al mismo periodo del 2018, cuando se facturaron 5,1 millones de euros. De esta forma, el vinilo supone un 24% del mercado físico de música.
Ya en 2019 el diario británico Independent lo corroboraba: “Las ventas de vinilos en el 2019 han alcanzado ya y superado las cifras de los años 80″. Pero dar con una cifra exacta es difícil de calcular, sobre todo porque hay un gran movimiento de ejemplares de segunda mano en webs como eBay, en mercadillos de todo tipo y ferias dominicales que cada vez abundan más. Muchas personas están recuperando sus viejos discos olvidados para darles una segunda oportunidad. Igual pasa con esos tocadiscos heredados de padres, tíos, hermanos, etc. Se reparan o se restauran y se mejoran. Y como digo, multitud de marcas vuelven a fabricarlos.
Con todo esto podemos concluir que los vinilos nunca llegaron a desaparecer del todo. La diferencia está en que ahora vuelven a decorar escaparates y a aparecer en las secciones de los grandes almacenes y tiendas generalistas (cada vez más nutridas). Aun con todo, es cuestión de gustos y lo cierto es que la mayoría de la gente que escucha música en discos de vinilos lo hace también en soportes digitales o en plataformas de streaming como Spotify.
Las cintas de cassette también resucitan
Ahora quien pide paso es la cinta de cassette. Esto se refleja en el insólito aumento del 35% en ventas que tuvo en los últimos años en EEUU, arrastrado por la fiebre vintage en la que también se han recuperado los vinilos. Según el padre de la cinta de cassette, la gente prefiere una peor calidad de sonido por nostalgia. Sin embargo, esto es más que discutible. Una buena cinta de cassette grabada en una pletina de calidad (por supuesto utilizando como fuente un buen tocadiscos y un vinilo) deja patente la dificultad para diferenciar la grabación del original.
Con todo lo anterior, el coleccionismo ha llevado incluso hasta la creación del Cassette Store Day, una copia a mucho menor escala del Record Store Day dedicado al vinilo que se realiza en el mundo anglosajón, que se celebra desde 2013 y cada vez más países lo adaptan. Grandes bandas como Green day, Foals o Muse editaron en el Cassette Store Day sus discos. En 2018, Back in Black de AC/DC fue la apuesta por relanzar este formato y en 2019 la lista ha aumentado, sobre todo con grupos independientes. La venta de segunda mano y los mercadillos también revitalizan el mercado de casetes. Es normal que el cassette tenga su revival, pero es difícil que llegue al nivel de un artículo de colección.
La cinta de cassette, aunque inferior en calidad de reproducción, se impuso por varios motivos y era el sistema más usado en los años 80 cuando alcanzó su zenit, empujado aún más por la entrada en los 80 de los reproductores de alta fidelidad como el Walkman de Sony y las grabadoras portátiles que potenciaron el formato. De hecho, a nivel social se convirtió en el método que muchos grupos usaban para darse a conocer y enviar maquetas a las compañías discográficas.
Las cintas normales eran baratas, se podía grabar en ellas y nos pasábamos horas componiendo “recopilaciones” con nuestros discos favoritos o grabando de la radio. Además, le echábamos «estilo» al asunto rebobinando las cintas con un boli Bic, pura comodidad y economía de pilas y cabezales en la época, y un gesto puro de los 80´ visto hoy en día.
El éxito de films como Guardianes de la Galaxia, en el que el protagonista usaba un Walkman Sony y cintas de cassette, o la serie Stranger Things han hecho que sus creadores vendan sus bandas sonoras también en cassette, obteniendo ventas de un formato en apariencia muerto.
En 2017, las ventas de casetes crecieron un 35% con respecto a años anteriores. En 2018, las ventas subieron un 23% más con respecto a 2017 y finalizando 2019 vuelven a duplicarse las ventas con respecto a 2018. Evidentemente no son cifras de locura, pero vender casetes en pleno 2019, cuando casi toda la música que se consume es digital o por streaming, tiene mérito.
Aun con todo, la cassette no volverá a sus años de gloria allá en los 80´. Las grandes firmas como TDK, SONY, MAXELL dejaron de fabricar sus referencias hace años. Al igual que con los vinilos, queda un segmento de consumidores que aún mantienen sus reproductores de cassette en pleno rendimiento (mi caso, por ejemplo), y es curioso ver como se pagan auténticas locuras en plataformas de segunda mano por estas cintas de casete, vírgenes y precintadas. Los más puristas siguen haciendo sus “tapemix”, con las cintas de dióxido de cromo o metal en sus magníficas grabadoras de los 80, tales como NAKAMICHI, SONY, REVOX, TEAC, etc.
Un pequeño halo de luz se ha visto con una de las pocas fabricas que realizan cintas de cassette en la actualidad, caso de la estadounidense National Audio Company (NAC). Parece ser que la cassette seguirá vendiendo, quizás no como hace 30-40 años, pero lo importante aquí es su vuelta.
Nada como elegir el disco, sacarlo de su funda, limpiarlo, colocarlo en el plato y pincharlo para oirlo tranquilamente en compañia de un buen whisky on the roks.
Por cierto impactante la foto de cabecera del artículo.
Y una ventaja también que tienen los vinilos, frente a los formatos digitales o de descarga es que te obligaban a escuchar el disco entero, una vez que clavabas la aguja, que avanzaba surco tras surco, lo que, a la larga, te hacía conocer la obra al completo, y no sólo las canciones que inicialmente te llamaran la atención. Ahora es más cómodo restringirse sólo a las pistas más famosas o más pegadizas y dejar ignorado el resto de composiciones.